Hola,
Hoy les quiero hablar sobre el hermoso, frío, calmado e imponente Lago del Embalse Calima.


El hombre creó el embalse del lago Calima para procurarse energía, inundando 14 kilómetros de largo por uno y medio de ancho en lo que antes fuera asiento de la cultura indígena Calima. Esto, se dice, ofendió a sus antiguos pobladores, cuya ira había causado hasta 1.992 la muerte de unos quinientos bañistas en sus 25 años de existencia. La tranquilidad de sus aguas en la mañana contrasta con el movimiento generado en las tardes por la intensidad de los vientos, lo que hace que el embalse ocupe el cuarto lugar como lago artificial ideal en el mundo para los deportes náuticos de vela.
Enclavado en la pintoresca región del Darién, el Lago Calima se erige como uno de los tesoros naturales más cautivadores de Colombia. Sus aguas serenas y los paisajes circundantes atraen a visitantes en busca de un escape tranquilo y rejuvenecedor.

Antecedentes de la región Calima
Se cree que las antiguas civilizaciones precolombinas como los indígenas calimas en el año 8.000 a.C. aproximadamente habitaron toda la zona del Darién. Un pueblo indígena que deslumbró por sus trabajos de cerámica y orfebrería. la mayoría de los cuales aún se conservan en el Museo Arqueológico de la región.
Con la llegada de los conquistadores españoles, el territorio experimentó transformaciones significativas. La influencia europea se refleja en la arquitectura colonial y las tradiciones que aún se conservan en el Darién.

La Historia del Embalse Calima
El Embalse Calima, conocido comúnmente como Lago Calima, es una maravilla hidroeléctrica y turística ubicada en el municipio del Darién, Valle del Cauca. Su historia se remonta a mediados del siglo XX cuando se iniciaron los trabajos de construcción, fue en el año 1966 que se completó esta monumental obra, convirtiéndose en uno de los embalses más grandes de Colombia.
En el fondo de dicho lago se encuentran arenas movedizas; árboles que nunca se derribaron; casas de bahareque y los pilotes de un viejo puente.
Está a una hora y 20 minutos de Cali y es el tercer lago en el mundo con la mayor velocidad de vientos.

Una Proeza de Ingeniería
La construcción del embalse implicó un desafío técnico y logístico de gran envergadura. Ingenieros y obreros trabajaron incansablemente para represar el río Calima, inundando 1.934 hectáreas de la región con aguas del río Calima y reforzándolo con aguas del río Bravo, a través de un túnel de ocho kilómetros; logrando crear así un cuerpo de agua de 13 kilómetros de longitud y 1,5 kilómetros de ancho; que no solo generaría energía eléctrica, sino que también se convertiría en un atractivo turístico de renombre.
Este embalse dio vida al Lago Calima, un espejo de agua de aproximadamente 70 kilómetros cuadrados de extensión, con casi quinientos millones de metros cúbicos de agua, una profundidad máxima de 110 metros, situados a 1.400 metros de altura sobre el nivel del mar y con un clima templado. Este cuerpo de agua no solo embellece la región, sino que también cumple funciones vitales para el abastecimiento de agua para las poblaciones aledañas, la generación de energía eléctrica en la región y el turismo para todas sus comunidades adyacentes.
La hidroeléctrica del lago Calima se ubica como la tercera en el Valle del Cauca, por su capacidad de generación de energía, con 120 megavatios, después de Alto Anchicayá, que genera 345, y Salvajina, cuya producción alcanza los 270.

Fecha de construcción
El Lago Calima se inauguró oficialmente el 30 de julio de 1966.

Calima, el lago del brujo
La niebla que en las tardes cae sobre el embalse, trayendo consigo un fuerte viento, perfecto para hacer windsurf y kitesurf, ha cautivado a los viajeros, está viene del cañón del río Bravo, baja por las montañas e invade la mayor parte del norte del lago Calima. 
A esta neblina espesa, que se cuela sobre el agua y esconde las cometas y las velas de windsurfistas y kitesurfistas, le dicen El Brujo.

Fuentes:
La caída del Imperio romano de Occidente (también conocida como la caída del Imperio romano o la caída de Roma) se refiere al hecho de la pérdida de autoridad sobre el vasto territorio del Imperio romano de Occidente que quedó dividido en numerosas entidades políticas sucesoras. 
Tradicionalmente, de acuerdo con el criterio del historiador del siglo XVIII Edward Gibbon, se sitúa su final en el año 476 d.C., coincidiendo con la deposición del último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, a manos de Odoacro, aunque fue el resultado de un largo proceso en el que hubo otros muchos hitos significativos.


Hay que empezar destacando las fuerzas que le habían permitido al Imperio romano ejercer un control efectivo sobre Occidente; historiadores modernos mencionan factores que incluyen la efectividad y el tamaño del ejército, la salud y el tamaño de la población romana, la fuerza de la economía, la capacidad y competencia de los emperadores, las luchas internas por el poder, los cambios religiosos del período y la eficiencia de la administración civil. El aumento de la «presión de los bárbaros», externos a la cultura romana, contribuyó en gran medida al colapso.

Años relevantes en este contexto lo constituyen el año 117, cuando el Imperio alcanzó su mayor extensión territorial, y el ascenso de Diocleciano en el 284. Las pérdidas territoriales irreversibles, no obstante, comenzaron en el 386 con una invasión en gran escala de los godos y otros pueblos. En 395, tras imponerse en dos guerras civiles destructivas, Teodosio I falleció, dejando al imperio, con varios territorios donde no ejercía el control, dividido entre sus dos hijos. Para el año 476, cuando Flavio Odoacro depuso al emperador Rómulo, el emperador romano de Occidente ejercía un insignificante poder militar, político y financiero, y carecía de control efectivo sobre los dispersos territorios en Occidente que aún podrían ser descritos como «romanos». Los invasores «bárbaros» establecieron su propia autoridad en la mayor parte del área del Imperio de Occidente, aunque algunos de ellos ya estaban asentados en el propio Imperio de manera pacífica en su origen (francos en las Galias, vándalos en Panonia, godos en Dacia, etc.), recibiendo sus jefes el título de cónsules o virreyes por parte de los emperadores residentes en Constantinopla, como el propio Flavio Odoacro, ciudadano romano nacido en Panonia. Aunque su legitimidad sobrevivió durante varios siglos más, y su influencia cultural persiste hasta el día de hoy, el Imperio Romano de Occidente nunca se reconstituyó. No sucedió lo mismo con el Imperio Romano de Oriente que perduró mil años más.

Periodo

La pérdida de control político centralizado sobre el occidente y el poder reducido de Oriente son universalmente reconocidos. Como una marca conveniente del final del imperio occidental, se ha utilizado el año 476 desde Gibbon, pero otros hitos incluyen la crisis del siglo III, la invasión del Rin en 406 (o 405), el saqueo de Roma en el año 410, la muerte de Julio Nepote en el 480 y la caída de Constantinopla en 1453.​ Pero el nombre de «decadencia» se ha empleado para cubrir un período de tiempo mucho más amplio que los cien años a partir de 376. Gibbon comenzó su historia en el 98 y Theodor Mommsen consideró toda la época imperial como indigna de incluirla en su obra Historia de Roma, por la que recibió el Premio Nobel de Literatura. Arnold J. Toynbee y James Burke sostienen que toda la era imperial fue un decaimiento constante de las instituciones fundadas en tiempos de la república.

Causas

Gibbon enunció una formulación clásica, ahora vetusta, de las razones por las que desapareció el imperio occidental. Comenzó una controversia, aún en curso, sobre el papel del cristianismo, pero dio gran importancia a otras causas de deterioro interno y a los ataques de fuera del Imperio.

La historia de su ruina es simple y obvia; y, en lugar de preguntar por qué el Imperio romano fue destruido, deberíamos más bien sorprendernos de que haya subsistido tanto tiempo. Las legiones de reconocimiento, que, en guerras lejanas, adquirieron los vicios de los extranjeros y mercenarios, primero oprimían la libertad de la república, y después violaron la majestuosidad de la púrpura. Los emperadores, deseosos de asegurar su seguridad personal y la paz pública, se limitaron a corromper la disciplina de las tropas que intimidaba tanto al soberano y como a los enemigos; la potencia del gobierno militar se relajó, y finalmente se disolvió, por las instituciones parciales de Constantino; y el mundo romano se vio abrumado por una avalancha de bárbaros.
Edward Gibbon. The Decline and Fall of the Roman Empire, "General Observations on the Fall of the Roman Empire in the West", capítulo 38.

Alexander Demandt enumeró doscientas diez teorías diferentes sobre el porqué de la caída de Roma, y nuevas ideas han surgido desde entonces.​ Los historiadores todavía tratan de analizar las razones de la pérdida de control político sobre su vasto territorio (y, como tema secundario, las razones para la supervivencia del Imperio romano de Oriente).


Apogeo

El Imperio romano alcanzó su mayor extensión geográfica durante el reinado del emperador Trajano (98-117), que gobernó un Estado próspero que se extendía desde Mesopotamia hasta las costas del Atlántico. El imperio contaba entonces con un Ejército numeroso y disciplinado, así como con una extensa Administración Pública basada en las prósperas ciudades que controlaban eficazmente las finanzas públicas. Entre la clase privilegiada culta, el Estado gozaba de legitimidad ideológica como la única civilización aceptable y mantenía la unidad cultural basada en el extendido conocimiento de la literatura y la retórica griegas y romanas. El poder del imperio le permitió mantener desigualdades extremas de riqueza y posición social (incluida la abundante esclavitud),​ y las redes comerciales de gran alcance permitieron incluso a los hogares modestos utilizar bienes fabricados en tierras lejanas.​

El sistema financiero le permitió recaudar copiosos impuestos que, a pesar de la corrupción endémica, sirvieron para sufragar el gran ejército, su logística e instrucción. El cursus honorum, una jerarquía de puestos militares y civiles adecuados para aristócratas, aseguró que los nobles poderosos se familiarizaran con las tareas militares y con la administración civil del Estado. En un nivel inferior dentro del Ejército, como nexo entre los aristócratas y los soldados, se encontraba un gran número de centuriones; bien pagados y alfabetizados, estos eran los responsables de la instrucción y disciplina de sus hombres, de la administración de sus unidades y de la dirección de estas en el campo de batalla.​ Los gobiernos municipales, con sus propios bienes e ingresos, funcionaban eficazmente a nivel local; la membresía de un ayuntamiento ofrecía lucrativas oportunidades, y, a pesar de sus obligaciones, era vista como un privilegio. Gracias a una serie de emperadores que adoptaron cada uno a un sucesor maduro y capaz (la dinastía Antonina), el imperio no necesitó de guerras civiles para regular la sucesión imperial. Durante los reinados de los mejores emperadores, se les podían presentar solicitudes directamente; las respuestas eran ley y ponían el poder imperial en contacto directo incluso con los súbditos más humildes. La tolerancia entre las distintas religiones paganas produjo concordia religiosa.​ Las tensiones religiosas fueron raras después del aplastamiento de la revuelta de Bar Kojba en 136 (después de lo cual la Judea devastada dejó de ser un centro de disturbios judíos). La mortandad causada por la peste antonina del 165 entorpeció seriamente los intentos de repeler a los invasores germánicos, pero no impidió que las legiones generalmente consiguieran mantener sus posiciones o recuperar rápidamente los territorios fronterizos perdidos temporalmente.


Tomado de:
La masacre de las bananeras fue una matanza de los trabajadores de la empresa estadounidense de banano United Fruit Company a manos del Ejército de Colombia bajo el mando de Carlos Cortés Vargas, que se produjo entre el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en el municipio de Ciénaga, Magdalena.


Un número indefinido (diversas fuentes indican números entre 13 y 2000) de trabajadores masacrados después de que el gobierno del conservador Miguel Abadía Méndez decidió poner fin a una huelga de un mes organizada por el sindicato de los trabajadores que buscaban garantizar mejores condiciones de trabajo.​ El 28 de noviembre de ese año había estallado la huelga más grande de la historia colombiana. Más de 25.000 trabajadores de las plantaciones se negaron a cortar los bananos producidos por la United Fruit Company y por productores nacionales bajo contrato con la compañía.​ A pesar de tal presión, la United Fruit Company y los huelguistas no lograron llegar a un acuerdo, y el ejército intervino, acribillando a varios obreros e hiriendo a otros más, quienes estaban protestando pacíficamente.

Autores como Gabriel García Márquez, en su obra Cien años de soledad; Álvaro Cepeda Samudio, en su novela La casa grande; y el dramaturgo Carlos José Reyes, han retratado el evento, logrando que los sucesos se preserven en la cultura colombiana como uno de los más grandes genocidios realizados en contra de la población civil.

Las peticiones de la huelga:

Un año después del huracán en Sevilla los obreros bananeros elaboraron un pliego de peticiones compuesto de nueve demandas. El 6 de octubre de 1928 una asamblea de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena, en Ciénaga, aprobó unánimemente el pliego. Solicitaron a la United Fruit Company y a los productores nacionales:
  1. Seguro colectivo obligatorio.
  2. Reparación por accidentes de trabajo.
  3. Habitaciones higiénicas y descanso dominical.
  4. Aumento en 50% de los jornales de los empleados que ganaban menos de 100 pesos mensuales.
  5. Supresión de los comisariatos.
  6. Cesación de préstamos por medio de vales.
  7. Pago semanal.
  8. Abolición del sistema de contratista.
  9. Mejor servicio hospitalario.

La masacre:

Durante la primera semana de diciembre, Alejandro Valbuena, el general Carlos Cortés Vargas y algunos cultivadores colombianos enviaron cantidades de telegramas a las autoridades en La Esperanza describiendo la situación como de violencia inminente, de peligro y destrucción originados en masas incontrolables. Las confrontaciones entre la United Fruit Company y el ejército, de un lado, y los trabajadores, del otro, por el rompimiento de la huelga el 3 y 4 de diciembre, dieron al general Cortés Vargas una justificación más para la represión. En sus memorias de la huelga, dice que se convenció de que si el orden público no era restaurado de forma inmediata, el gobierno de los Estados Unidos enviaría marines. Los rumores sobre barcos de guerra de los Estados Unidos eran abundantes. Los obreros veían su huelga como un acto nacionalista: querían obligar a la United Fruit Company a reconocer la ley colombiana y los derechos laborales colombianos. Cortés Vargas, en cambio, vio la represión de la huelga en términos nacionalistas: creía que su deber era acallar a los trabajadores para asegurar que el suelo colombiano no fuera profanado por soldados extranjeros.

Así, la iniciativa de la Oficina General de Trabajo del 3 y 4 de diciembre para romper la huelga y evitar la violencia fracasó: fue el factor final que precipitó la masacre en la noche del 5 a 6 de diciembre. A raíz del incidente Botero, el general Cortés Vargas le envió un telegrama a los doctores Hoyos Becerra y Velandia:

He ordenado concentrar toda la fuerza y sigo inmediatamente a batir por el fuego amotinados.

Cuando grupos de huelguistas comenzaron a congregarse en Ciénaga en la tarde del 5 de diciembre, el general Carlos Cortés Vargas y 300 soldados ya estaban allí. El general describió la escena en los siguientes términos:

Toda la ciudad era patrullada por grupos amotinados que infunden el terror entre los habitantes. La ciudad estaba prácticamente en manos de un soviet de gente irresponsable.

Tanto el general como sus superiores interpretaron claramente la reunión en Ciénaga como un movimiento de huelguistas armados para atacar al ejército. Durante el transcurso de la tarde del 5 de diciembre, Cortés Vargas fue incapaz de aprovisionar a sus tropas o de mantener funcionando los trenes.

Finalmente, a las once y treinta de la noche, la noticia que había estado esperando llegó. El decreto legislativo número 1 de 1928 declaraba la ley marcial en la provincia de Santa Marta y nombraba como jefe civil y militar al general. A la una y treinta de la mañana, marchó con sus tropas, sobre todo antioqueñas, a la plaza cercana al ferrocarril, donde estaban congregados entre 2.000 y 4.000 huelguistas durmiendo, comiendo, charlando, esperando a que llegaran más compañeros, esperando al gobernador, esperando la mañana para marchar hacia Santa Marta. Sonaron los tambores. Trescientos soldados se apostaron al costado norte de la plaza. En voz alta un capitán leyó el decreto de estado de sitio, que prohibía asambleas de más de tres personas. Los huelguistas y sus familias debían dispersarse en forma inmediata, concluyó, o los soldados dispararían. Siguieron tres toques de corneta a intervalos de un minuto. Casi nadie se movió. Más tarde algunos de los que estaban presentes dijeron que estaban seguros de que los soldados no dispararían: los huelguistas eran demasiados y habían tratado bien a los soldados. Se oyeron unos pocos gritos de la multitud: «¡Viva Colombia libre! ¡Viva el ejército!» El general Carlos Cortés Vargas ordenó a sus soldados disparar…

Lo que no creían los trabajadores que pasaría, sucedió. En las horas que siguieron, las gentes de Ciénaga, encerradas en sus casas, oyeron pasar un tren con dirección al mar y el pito de un barco a la distancia. A las seis de la mañana el personero de Ciénaga, llamado para practicar el levantamiento de los cadáveres, encontró nueve muertos tendidos en la plaza. El general Carlos Cortés Vargas informó a sus superiores que estos nueve, más cuatro más que murieron por sus heridas, fueron los únicos huelguistas muertos en la noche del 5 de diciembre. La gente de la zona, sin embargo, cree que fueron decenas, sino cientos los muertos. Mientras huía de Ciénaga Raúl Eduardo Mahecha le contó a otros que sesenta personas habían sido asesinadas; Alberto Castrillón los estima en cuatrocientos. Muchos cuerpos, dicen, fueron rápidamente cargados en los trenes y arrojados al mar, y otros enterrados en fosas comunes en una finca bananera vecina. El general dejó intencionalmente nueve cadáveres en la plaza —decían— para que los trabajadores supieran que los nueve puntos de su pliego habían muerto.


Que fue de la United Fruit Company:

La United Fruit Company (también conocida por sus siglas UFCO, como la Frutera, el Pulpo o la Yunai—en Costa Rica—) fue una empresa multinacional estadounidense, fundada en 1899, que se dedicó a la producción y comercialización de frutas tropicales (principalmente bananas) cultivadas en América Latina.

Durante el siglo XX, United Fruit Company se convirtió en una fuerza política y económica determinante en muchos países de dicha región (las llamadas «repúblicas bananeras»), influyendo decisivamente sobre gobiernos y partidos para mantener sus operaciones con el mayor margen posible de ganancias, al extremo de auspiciar golpes de Estado y sobornar políticos.

Quebro en la década de 1970, se reorganizó como Chiquita Brands International Sàrl está es una empresa multinacional dedicada a la producción y distribución de plátanos y otros productos bajo una diversidad de marcas subsidiarias, conocida colectivamente como Chiquita, con tres sedes centrales (en Fort Lauderdale, Estados Unidos, en Etoy, Vaud, Suiza, y en Santa Ana, Costa Rica). Chiquita es la sucesora de la controvertida empresa United Fruit Company y es la principal distribuidora de plátanos en los Estados Unidos. La compañía también es dueña de Atlanta AG, una empresa alemana de distribución de sus productos, que adquirió en 2003.


Fuentes:

Hola,

Te explicare sobre for y forEach en Java, vamos allá...


ForEach permite recorrer la lista de elementos de una forma mas compacta y el código se reduce.

for(String cadena :lista) {
    System.out.println(cadena);
}

La principal ventaja del forEach es que no necesita saber cual es la propiedad que define el limite de la lista para recorrerla. Es decir no ser tiene porque acceder al método size() de Java.

¿Como se consigue recorrer la colección de elementos de forma tan sencilla?.
R:// Esto se debe a que una gran parte de las Colecciones de Java heredan del interface Collection y este a su vez del interface Iterable. El interface Iterable es el que permite recorrer una lista cualquiera sin acceder por posición.

Por el contrario el For, permite recorrer la lista como un bucle básico, es decir, se debe definir desde que posición empieza la colección a recorrer, cual es su tamaño mediante el método size() para delimitar hasta donde se recorre y especificar cuanto aumenta por cada iteración.

for (int i=0;i<lista.size();i++) {
    System.out.println(lista.get(i));
}

Listo, eso es todo.

Basado en:


Hola,

No se si a ustedes también les ha pasado pero trabajan diariamente con todo tipo de validaciones y alguien les hace una pregunta tipo:

Oye, sabes cual es la diferencia entre .equals() y == ? Y quedas literalmente bloqueado, ja ja ja


No te preocupes aquí te lo explico lo más fácil posible.

A nivel de codificación el .equals() se utiliza para comparar objetos, puesto que estos al crearse se les asigna un espacio de memoria distinto a cada uno, aunque sean instancias de un mismo DTO o de una misma clase; lo cual los convierte en dos objetos diferentes, ejemplo:

MiDTO miDTO = new MiDTO();
MiDTO miDTO1 = new MiDTO();

El == al ser un operador de igualdad, se utiliza para comparar dos variables diferentes de tipos básicos, ejemplo:

int numero1 = 30;
int numero2 = 30;

Listo, eso es todo, espero haberles ayudado a solucionar esa duda.

Basado en: