Hola,
Sabían acaso que en ningún otro idioma en la historia humana se ha iniciado una pregunta con un signo de interrogación, cerrándolo al final.
Solo el idioma Español lo hace y lo hace por una razón tan lógica como hermosa.
La RAE dice que hay que usarlo siempre, pero no todo el mundo lo hace.
Pero que exista, que esté ahí, que haya sido inventado solo para nosotros, dice mucho del hermoso y complicado idioma que hablamos.
El Castellano no necesita parecerse a ningún otro idioma, puesto que cuando pregunta, lo hace a su manera. El signo de apertura no es solo un símbolo, es una señal de cortesía para el lector, una manera de decirle: "esto es una pregunta, prepárate", y en tiempos de ruido y confusión, esa claridad es más revolucionaria que nunca.
Historia:
En 1754, la Real Academia Española (RAE) propuso un cambio revolucionario: usar dos signos, uno al principio y otro al final, para marcar con claridad las oraciones interrogativas.
Era un invento tipográfico, sí, pero también una decisión política, ya que, en vez de imitar al francés o al inglés, el Español afirmaba que su gramática necesitaba su propio ritmo, y que la claridad no era un defecto, sino una virtud.
El primer símbolo, invertido, anunciaba desde el inicio el tono de la frase, que era una pregunta.
Pasaron años para que las personas lo aceptara, mucho pensaban que era una excentricidad, un exceso, una doble marca innecesaria, pero con el tiempo, el signo invertido se volvió natural, lógico e inconfundible.
El símbolo en sí define una curva con un punto, esto surgió debido a que en la Edad Media, los copistas latinos usaban la palabra "quaestio" (pregunta) al final de las frases interrogativas.
Con el tiempo, esa palabra se fue reduciendo a una letra Q sobre una O, después la Q se curvó, la O se convirtió en punto y así nació el símbolo "?".
Fue una evolución caligráfica, una abreviatura manuscrita que sobrevivió a la imprenta y se convirtió en norma tipográfica.
Porque la interrogación no es una invención moderna, es una letra que se hizo gesto, una pregunta que se convirtió en forma en el idioma español y castellano y, al darle un doble signo, la hizo aún más clara, más directa, más musical y también más hermosa.
Otros idiomas lo han debatido, algunos escritores lo han elogiado y muchos estudiantes lo temen cuando aprenden castellano, pero nadie ha logrado que funcione igual de bien en otra lengua.
Antes del siglo XVIII los textos en Español no tenían signos fijos, se usaban guiones, rayas o nada y era el lector quien debía adivinar por el tono o por el contexto, cuándo una frase era una pregunta o una exclamación, y a veces lógicamente, se equivocaba.
Hoy, ningún hispanohablante duda que al leer: "¿vas a venir?", no es lo mismo que vas a venir, ya que la pregunta está marcada desde el principio, y eso da una ventaja única: se sabe el tono desde la primera palabra de cada frase.
Basado en un twitt de: Iván Fernández Amil.