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En enero del 2015, una niña de dos años llamada Matheryn Naovaratpong se convirtió en la persona más joven en someterse a criopreservación. El caso pone de manifiesto como esta práctica consistente en conservar un cuerpo en una cápsula de nitrógeno líquido con la esperanza de revivirlo en el futuro está cobrando auge. También es una prueba de hasta donde pueden llegar algunos padres cuando afrotan la pérdida de un hijo de corta edad.
La familia explica su particular caso así:
Matheryn fue diagnosticada con una rara variedad de tumor cerebral infantil (ependimoblastoma). Sus padres, ambos doctorados en ingeniería probaron todas las soluciones desde la quimioterapia a la radioterapia o la neurocirugía, pero todo fallaba. Cuando quedó claro que a Matheryn solo le quedaban semanas de vida con los tratamientos actuales, la pareja decidió hacer los peparativos para una criopreservación completa del cuerpo de la niña mediante la compañía Alcor.
Hablando con la BBC, el padre explicaba que “los científicos tienen plena confianza en su reanimación. Hace tiempo, esta reanimación podía tardar 400 o 500 años, pero con el nivel médico actual quizá solo lleve décadas.”
En 2013, la joven de 23 años Kim Suozzi se sometía a criopreservación tras una exitosa campaña de financiación. También se estaba muriendo de un tumor cerebral. Matheryn es la paciente número 134 de Alcor.
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