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Tras una década de sanciones internacionales, Corea del Norte se ha quedado sin países con los que comerciar. ¿Por qué no se viene abajo el régimen? La respuesta podría estar en la oficina número 39 de un edificio del centro de Pyongyang, el de la sede del partido que lleva 70 años gobernando.
El libro 100 lugares que nunca visitarás describe la Room 39 como una de las localizaciones más secretas y custodiadas del mundo. También conocida como “Bureau 39” o simplemente “Oficina 39”, la entidad es el eje de un sofisticado entramado empresarial que se dedica a generar fondos de divisas extranjeras. ¿Cómo? Falsificaciones, fraudes de seguros, tráfico de drogas y lo que surja. La Oficina 39 es un lugar fascinante en el que los funcionarios del estado trabajan al margen de la ley.
Una Manera De Burlar El Aislamiento:
Según la doctrina Juche, ideada por el presidente eterno Kim Il-sung, los norcoreanos deben ser independientes política y económicamente respecto a los países extranjeros (lo que en términos económicos se conoce como autarquía). Pero Corea del Norte tiene un largo historial de relaciones exteriores, en el que destaca desde hace décadas el indispensable comercio con China. Sin embargo, la relación con Pekín se ha enfriado y las exportaciones norcoreanas llevan demasiado tiempo muy por debajo del coste de las importaciones.
La conversión de China al capitalismo o la apertura de Irán y Cuba a Occidente les afecta, pero la realidad es que Corea del Norte ha conseguido aislarse por mérito propio. La ONU le impuso una serie de sanciones por su programa nuclear y otras por las atrocidades cometidas en los campos de prisioneros, lo que consiguió frenar el comercio de armas y muchas otras exportaciones. En este lamentable contexto económico, un departamento del Partido del Trabajo que lleva décadas funcionando en secreto se ha vuelto imprescindible para generar ingresos en moneda extranjera.
La Oficina 39 es un brazo financiero del gobierno para burlar el aislamiento político que les impone la ONU. Se dedica a crear estructuras empresariales legales para realizar todo tipo de actividades, muchas veces ilícitas. A base de vender armas, metanfetaminas y mano de obra barata, se calcula que la 39 ingresa dos mil millones de dólares al año. El dinero se destina al programa nuclear y a financiar los lujos de los líderes políticos y militares del país.
El Departamento Oficial De Las Actividades Ilegales:
Conseguir efectivo en moneda extranjera, la razón de ser de la Oficina 39, es vital para el régimen. Los medios para conseguirlo son lo de menos. Aunque algunos de los negocios más lucrativos de Corea del Norte sean legales, como la exportación de textiles, oro, carbón, setas y ginseng, la Oficina 39 se encarga también de los negocios ilícitos.
Estados Unidos y la Unión Europea la acusan de producir y traficar con narcóticos, de contrabandear con cigarrillos e incluso de imprimir billetes falsos. Los “superdólares”, una falsificación de gran calidad de los billetes de 100 dólares, fueron uno de los negocios más rentables de la Oficina 39 en la década de los 2000 según un reportaje de la revista Vanity Fair.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos describe así la Oficina 39:
La Oficina 39 es una rama secreta del gobierno de la República Democrática Popular de Corea que proporciona un apoyo crítico a los líderes de Corea del Norte, en parte a través de la participación en actividades económicas ilícitas, la gestión de fondos para sobornos y la generación de ingresos para los líderes.
La Comisión Europea, por su parte, le dedica estas palabras en su boletín:
La Oficina 39 del Partido del Trabajo de Corea se dedica a actividades económicas ilícitas para apoyar al gobierno de Corea del Norte. Tiene delegaciones en toda la nación destinadas a recaudar y administrar fondos y es la responsable de obtener divisas extranjeras para los altos dirigentes del partido.
El gobierno de Corea del Norte lo niega todo. No obstante, la visibilidad adquirida por la Oficina en los últimos años ha obligado a “adaptar” la actividad del departamento. La red criminal del Partido del Trabajo se ha alejado del tráfico de drogas y se ha centrado en los cigarrillos de contrabando, los productos farmacéuticos y los negocios con empresas extranjeras. Se cree que el narcotráfico sigue funcionando a través de otras ramas del partido.
Las Empresas Encubiertas:
En 2014, una nueva flota de taxis comenzó a circular por las calles de Pyongyang. Son fácilmente reconocibles por la pintura dorada y granate de la carrocería. Sólo aceptan pagos con moneda extranjera y en la puerta llevan un logo: “KKG”. Es el mismo logotipo que aparece en los autobuses del aeropuerto o en las vallas que anuncian una nueva construcción en la capital. La flota de taxis es sólo una parte del grupo de empresas, que empezó a operar en 2008.
Una investigación reciente del Financial Times vincula a KKG con la Oficina 39. No es una empresa de Corea del Norte, sino una alianza comercial entre el gobierno y una firma de inversores con base en Hong Kong. Además de sacarles unos euros a los turistas en los taxis y los autobuses, y más allá de estar metida en la locura inmobiliaria que ha invadido Pyongyang, KKG parece estar interesada en la floreciente industria del petróleo en Corea.
La Oficina 39 podría jugar un papel clave en la explotación de recursos naturales del país. No el de controlar las exportaciones de petróleo y minerales, pero sí gestionarlas a través de sociedades como KKG. Empresas en las que el propio gobierno invierte y a las que el propio gobierno apoya.
En su cara extranjera, KKG está dirigida por un enigmático empresario chino con al menos siete identidades distintas, entre ellas la de Sam Pa. Se cree que Pa es el dueño de un entramado de empresas mineras en África. Ha sido acusado en varias ocasiones de negociar con dictadores: colaboró con el régimen de Robert Mugabe en Zimbabue y se aseguró contactos comerciales tras el golpe de estado de Madagascar o los disturbios civiles de Guinea. También es amigo de Kim Jong-un, a quien envió una tarjeta de cumpleaños el pasado 8 de enero.
KKG no es la única alianza de la Oficina 39 con inversores extranjeros, pero “es una de las más grandes” según un oficial asiático que cita el Financial Times. La mayoría de las empresas de Corea del Norte están sancionadas por los Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, así que necesitan asociarse con empresas extranjeras para comerciar con otros países. También cambian constantemente de nombre para evitar las sanciones. Todas están dirigidas por la clase privilegiada norcoreana, el gobierno y el ejército.
La Posible Localización De Room 39:
La Oficina 39 fue creada en 1970 bajo el mandato de Kim Il-sung con el objetivo de vender oro y otros minerales al extranjero. Originalmente era una sección del departamento de finanzas y contabilidad, pero en 1988 se convirtió en una entidad independiente de la Secretaría Central del Partido del Trabajo. Se cree que su sede está ubicada en este edificio del partido, en pleno centro de Pyongyang y justo al lado de una de las residencias oficiales de Kim Jong-un.
El director del departamento responde directamente a Kim Jong-un. Se conocen dos directores en la historia de la Oficina 39. El primero fue el geólogo Kim Tong Un, muy leal a Kim Jong-il y experto en la venta de metales preciosos (por lo que era ideal para el puesto). Según el servicio de inteligencia surcoreano, Kim fue destituido en 2010 para evitar las sanciones internacionales impuestas a su nombre. El director actual es Jon Il Chun, subdirector de la Oficina entre 1998 y 2010 y también director del grupo Daesong, el conglomerado de empresas más grande de Corea del Norte, con 18 delegaciones en el extranjero.
La Oficina 38, vecina de la 39, es la responsable de gestionar las finanzas personales del líder. En 2009 Kim Jong-Il fusionó ambas entidades, pero las separó de nuevo en 2010 por la imperiosa necesidad de recaudar fondos en moneda extranjera.
Una Agencia Para Los Lujos Del Régimen:
Choi Kun-chol, un desertor del régimen, asegura que trabajó en la Oficina 39 durante años. Sus superiores le decían que estaban generando ingresos para construir una economía socialista más fuerte y se referían al servicio como un fondo revolucionario. “Estábamos orgullosos de nuestro trabajo y nos dieron una gran cantidad de poder, pero algunos pocos sabíamos que el dinero era para Kim Jong-Il” dijo Choi en una entrevista.
Los servicios de inteligencia dicen que Kim Jong-il gastaba millones de dólares al año de los fondos de la Oficina 39 para comprar iPods, televisores, coñac, coches de lujo, yates e incluso productos alimenticios exóticos. Eran regalos para su familia, para las personas leales de su gabinete, para los altos cargos del Partido del Trabajo y para la élite del ejército. Esa es la razón por la que el régimen no se desmorona; el poder y la riqueza que obtienen los que están cerca del líder. Esa riqueza no sería posible hoy en día sin los negocios de la Oficina 39, que vela por la circulación de divisas extranjeras en el país.
Como su padre, Kim Jong-un tiene los fondos de la Oficina 39 a su disposición. Pero los expertos creen que la entidad se está descentralizando. Después de años trabajando en generar efectivo para los líderes, cada vez más funcionarios consiguen hacerse ricos con los negocios de contrabando y con las inversiones de empresas extranjeras.
La Oficina 39 se está convirtiendo en una especie citycapitalista en medio del régimen comunista más hermético del mundo.
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